martes, 21 de julio de 2009

" Y le dieron de beber, vino mezclado con hiel; y, una vez probado no quiso beber. Estas bebidas intentan paliar, algo el dolor de los crucificados; eran como un anestésico o calmente. Los ladrones lo beben a grandes tragos, como intentando acallar el dolor que se les avecina, un dolor absurdo, un dolor terrible, un dolor sin esperanza. Pero Jesús no bebe. No quiere que disminuya en nada el dolor. Quiere apurar ese cáliz.Para Él si tiene sentido lo que está ocurriendo. Es un sacrificio de expiación. El dolor y la muerte entraron en el mundo por el primer pecado, ahora pasando por ellos, se vence a la causa que es el pecado. Sacrifico doloroso, sacrificio salvador. Dolor convertido en la expresión del amor más grande, el que ama a todos sin excepción.