La cuadrilla que porta el palio de la Virgen de la Caridad, aguarda con ilusión la llegada del Martes Santo esperando sentir la bendita penitencia portando en sus hombros a la Madre de Dios.
Con cierta curiosidad para aquellas recién incorporadas a la cuadrilla, surge algunas curiosidades por esas primeras experiencias costaleras, al compás de un marcha.
Y he aquí donde comienza mi reflexión...
Creo que es totalmente necesario, que las Hermandades que tienen un recorrido más o menos amplio, que congregan muchas horas en la calle, tienen obligatoriamente que marcar un estilo y una línea definida con respecto al andar costalero. Hablo en este caso del palio de la Caridad, que bajo mi punto de vista tiene que andar, conjuntamente con la la música pero a paso largo y racheao en la mayor parte de su recorrido, por la salud del costalero, la estética de la corporación y el lucimiento de la Hermandad, y el barrio del Zaidín y la Hermandad de la Lanzada en mi opinión, apunta hacia ello.
En la sencillez, está el gusto, porque no hay palio más bonito, ni mecía más acompasada, que la de una cuadrilla andando de largo, valiente y de frente, siempre de frente. Hay que olvidarse de que las Hermandades de barrio tienen obligatoriamente que andar con cambios en las marchas y "filigranas varias" (con todo el respeto), sigue siendo de barrio, Callejuelas de la O a paso largo. El picaito y el andar para atrás, causa furor en el mundo juvenil (futuro por otro lado de las corporaciones) y está bien para Hermandades que lo puedan desarrollar, alabaicineras por la estrechez de sus calles, o realejeñas, por los recovecos de sus itinerario, pero en esta cuadrilla no cabe mas que andar elegante, con escasos cambios, y con la fe, por bandera.
El sólo de A tí Manuel, bien andado, con paso largo, te puede hacer llorar bajo la trabajadera, preguntenle si nó, a la cuadrilla de costaleras de la Virgen de la Caridad, si se puede sentir más, imaginando el nunca aplaudido reconocimiento de las cuadrillas andando por derecho. Como dicen en las mejores plazas de toros, la ausencia del aplauso es señal del buen trabajo, busquemos ese silencio, sin protagonismos y disfrutemos de la devoción bajo un Paso de Palio.
Seguro que habrá momentos en los que tengamos que aminorar el paso, realizar revirás al milímetro, y disfrutar del barrio de regreso...
El domingo pasado, precisamente comentábamos Esperanza y yo, la mejor de las chicotás que recordamos... No era en Catedral, tampoco, en Tribuna, ni en Salida, ni en la Entrada, ni a las plantas de San Agustín ni ante la puerta de Angustias, irrepetible por ser la revirá que encara a Calle Navas, el murmullo de ese hombre sin dar crédito de que fuesen mujeres las que portaban a la Madre de Dios, el llanto de esa abuela, que tocaba el respiradero y no lo soltaba, a lo que tuvo el paso que quedarse en el sitio sin avanzar, al niño que tocaba la mano de la costalera sin conocerla de nada, como si fuera la de cualquier familiar, y sobre todo aquel que dijo finalmente ya te vas.... y de que manera te vas, Caridad.
Nadie miraba los pies de las humildes costaleras que portaban a María Santísima, desde el respiradero podíamos apreciar que aquellas decenas de ojos, miraban al cielo, pidiendo por los suyos en silencio, fijaban su mirada en lo importante, en Ella.
Por esas personas, por las que están en la esquina de Escultor López Azaustre, las que esperan en los balcones de la Avenida Barcelona, por aquella Hermandad paralela (la hermandad de la calle, los familiares que nos lleva el agua, y nos dan el aliento con el calor y el arropo en el Hotel Saray - Pregón de Eduardo Salamanca-) por todos, todo el recorrido es igual de significativo, igual de importante, igual de valioso, y hay momento para cada ocasión, eso si, siempre obedeciendo a la línea que la Hermandad propone, al estilo de un cortejo que pasa muchas horas en la calle y la llamada del cofrade y el cristiano.
El zaidinero debe ser el motor de este andar costalero, del andar de largo, porque tenemos avenidas y calles para hacerlo, para emocionar a los nuestros, para demostrar que apuntamos maneras con generaciones recientes pero con fuerza costalera, pongámosle nuestro sello propio con un andar valiente, Lanzada, estamos en el camino.... Sigamos creando ese sello de identidad, y cuando pasemos la pasarela cofrade (El Puente Romano), los granadinos puedan decir desde lejos, vienen Lanzada y Caridad, y como en aquella revirá a Calle Navas, que le continue la frase... Y de que manera vienen.