domingo, 16 de octubre de 2011

RESPETO



Las cuadrillas se hacen grandes, cuando todos y cada una de las personas que las integran no se desvían del concepto que les trae a su Hermandad y al mismo tiempo son capaces de respetarse y escucharse unas a otras aunque en algunos casos se piense de forma diferente. Es el caso...

Sería bastante aburrido si a todas las personas le gustara el mismo color de ropa, o el mismo tipo de pantalón, sería extremadamente sosa la vida, si todas pensáramos de la misma manera con la misma intensidad, o en el mismo momento, como si de robots se tratara con un mismo chip.

Y ahí está lo bonito, en la hetereogeneidad de las personas, en tener ideas diferentes y lo importante en aprender siempre de todo lo que nos rodea.


Respetar las diferentes formas de pensar, es saber escuchar y no aferrarse a la sordera, esto no implica un cambio de opinión en ningún caso sino un mayor aprendizaje... "El saber no ocupa lugar"

La cuadrilla de la Virgen de la Caridad tienen a más de 120 hermanas, como se suele decir, cada una de su padre y de su madre, con un color de pelo diferente y una forma de pensar distinta, pero tener los ojos de distinto color a la del costero izquierdo no implica que te caiga mejor ni peor, del mismo modo, pensar de una u otra manera en la forma de trabajo debajo del palio mas bonito del Zaidín no tiene porque implicar enemistades, sino no todo lo contrario.


Podremos discutir sobre ello, pero nunca, y digo nunca esto supondrá una mala relación con la que piense diferente a mi. La cosas tienen sólo la importancia que nosotras queramos darle, y me parece cuanto menos exagerado si a este tema se le diera más importancia que la justa y necesaria.


Respeto, es lo más destacable aquí, RESPETO (en mayúsculas), sin más.


Es importante pensar que independientemente de como se trabaja del palio de María Santísima siempre seremos la cuadrilla de las ratoncillas, o las ratonas medianas, o las ratonas grandes pero siempre Ratonas, una familia unida como siempre se ha caracterizado y enseñado a Granada la tarde del Martes Santo.

Mi opinión: yo quiero lo mejor para mi Hermandad y para la salud de mis costaleras... aunque ello me cueste la retirada del oficio que más me gusta... rezar bajo el manto de la Caridad como sólo mi cuadrilla sabe hacer, con los pies porque "La fe no pesa, ni en mis hombros ni en mi cuello"...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El respeto hacia nosotras mismas, hacia las demás y sobretodo hacia ella es lo que debería de primar, y no por tener inquietudes y opiniones diferentes es motivo para cambiar la relación que tienes con alguien, yo soy de las que quieren probar, aprender e intentar que mi salud se resienta lo menos posible , y como bien has dicho el saber no ocupa lugar. Un beso enorme.
Sonia

Anónimo dijo...

Estoy totalmente decuardo con el comentario de Sonia...

El saber no ocupa lugar y el aprender lo desconocido es un avance y un progreso para seguir adelante y si encima es bueno para nosotras que mejor.
Un beso ratonaaas!!!
María Hernández.

Unknown dijo...

Me sorprende ver lo que está sucediendo. Una cuadrilla tiene que remar siempre pensando en el bien común. Ya hubo otra cuadrilla que, hace más de 30 años, dio el paso y todos lo criticaban. Ahora, es una de las mejores cuadrillas y de las más admiradas, por su buen hacer costalero y por su ambiente. Vuestro equipo de capataces, están muy vinculados (unos más directamente, otros mediante discípulos)a esa cuadrilla que menciono. Por eso, si estuviese en vuestro lugar, aceptaría con los ojos cerrados el meterse en este proyecto. Prueba de ello, ha sido recientemente el Resucitado de Regina Mundi. Los cambios cuestan como todo en este mundo. Pero, ya veréis cómo, con el paso del tiempo, disfrutaréis. Un abrazo y suerte en el cambio.

Jose Hernández

Nélida Prieto Fernandez dijo...

Gracias a todos por vuestro comentario, creo que pensamos de forma parecida aunque con matices, pero sólo me gustaría expresar una última cosa... el Martes Santo lucirá mas "Carieña que nunca", con un techo de fuego y un faldón de amor, porque debajo de María Santísima lo único que se sentirá es la pasión que une a esta gran familia, que andará por un mismo camino independientemente de la forma de caminar, todo lo demás es secundario.