viernes, 11 de julio de 2008

MÁS DE 2000 VISITAS. GRACIAS

Haber superado las 2000 visitas, es algo que no cabía en mis objetivos mediatos, pero debo reconocer que me ilusiona verdaderamente saber que el sentir costalero, mueve a mucha gente cofrade a querer saber más de esta tradición, que a la vez ha demostrado un desarrollo y crecimiento espectacular, ampliando fronteras meramente sexuales, para abrir espacios devocionales y engrandecer en definitiva nuestra Semana Santa.

Me siento orgullosa de ser granadina, mucho más de ser cristiana y católica, y me siento satisfecha perteneciendo a la que fuera la segunda ciudad de todo el País en incorporar la figura de Hermana costalera. Gracias a la granadinos, cofrades, hermanos, gracias a la Hermandad de la Lanzada por confiar en nosotras, y gracias por seguir respetando nuestra labor, a pesar de no encajar de buena manera en algunos cofrades que optan por la fuerza y el arte de forma diferente, pero que en el fondo, de alguna u otra manera lo comparten acercándose expectantes, para opinar acerca de la evolución de la mujer costalera. Nos queda mucho por aprender, pero lo que es cierto es que nos queda más para demostrar no el ¿por qué sí? sino el ¿por qué no?

Me pronuncio en un curso en el que se cumplen los 20 años de la mujer costalera, anuncio que se avecina un futuro amplio en este ámbito, de modo que invito a toda mujer, a seguir trabajando, aprendiendo y sobre todo creyendo y procesionando en el lugar que ella considere que refuerza más o mejor su sentir y su creer.

A continuación os escribo un breve trozo de mi pregón (Costalero del Zaidín 2007).

Bendito el fruto de tu vientre Jesús, y por ser madre agradecerte, el nacerme costalera. Nueve son los meses de espera, como nueve los escalados peldaños, y hoy a mis veintiocho años, me paro a escribir con recelo.


Imprudente a imaginar el feto de un pequeño cofradiero, curioseo por que debiera sentir dentro del seno materno. Como concibe, cómo huele, cómo escucha, o cómo quiere.

Es, el proyecto de suponer, como retumba en su pecho el tambor, siendo él tan, tan pequeño, la mía intención de conjeturar, cómo olfatea la flor, cómo recoge del incienso el olor, saber, si el vaivén del faldón en su forma de mecer, se asemeja como una nana de cuna bambolear, en el vientre de toda cristiana mujer o si por el contrario es el son de amargura lo que le hace estremecer, si sus patadas manifiestan el aplauso, si son sus manos golpeando la pared, es ir incluso más lejos por soñar hasta creer que con una faja bajo el brazo nacerá, que a modo de pelo llevará puesto un costal, un rosario complemento del cordón umbilical y con el izquierdo por delante, al oficio paternal.

Por la nuestra, Reina y Señora la Madre de Dios, rezad.... Dios te salve María y hasta poderlo Besar, QUIETUD PARA LA ESPERA, QUE BIENVENIDO SEA SANO, COSTALERO O COSTALERA.
Permitidme lectores, que estas últimas líneas sean para ellas, Alba y Lucía dos futuras costaleras, de pro, que nacieron Gracias a Dios sanas, y a las cuales hoy Carlos y Gemma pueden abrazar.




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