jueves, 3 de abril de 2014

QUE SEAN MUCHOS LOS TONTOS DE CAPIROTE

A estas alturas me pregunto, como las personas que han ejercido la costalería en este caso, cuelgan faja y costal y agolpan las calles como mero espectador de la cofradía que dicen querer, en lugar de sumarse en filas....a lo largo de estos quince años, les aseguro que han sido muchas las personas que han abandonado esta forma de penitencia y han pasado a pagar una cuota por el simple hecho de mantener un número pero sin procesionar en otra sección; yo no podría hacerlo, a pesar de intentarlo para egoistamente sufrir un poco menos...
Somos pocos los tontos de capirote, que después de las trabajaderas nos colocamos en filas para acompañar a nuestros titulares. Y es que parece que el capirote está en peligro de extinción, y no porque pasemos de los altos cartones pesados, a los libianos capirotes de rejilla sino porque parece que nos da miedo ser motivo de mofa o escarnio por no llevar cincuenta kilos encima (los menos) de nuestros hombros o cervix.

Antiguamente los condenados por delitos religiosos por parte de la Inquisición debían vestir sambenito y capirote para someterse a pública humillación, pero a día de hoy ojalá fuesemos muchos los tontos de capirote, que aburriéramos al espectador y sobre los que se perdiera la vista hasta hallar a nuestros titulares, porque la necesidad de sumar "penitentes" en Granada es imperiosa, sin darnos cuenta, que ellos, son una pieza fundamental de este bendito puzzle devocional y tradicional.

En la actualidad se viven momentos difíciles y recurrimos a la fe, pero curiosamente las filas de nazarenos restan en la mayoría de Hermandades. Y es que el hermano de luz, conforma cuentas con Dios y crea su momento de oración que dura, el tiempo que tarde su hermandad en llegar a la Santa Iglesia Catedral y volver a su templo... y digo esto, porque he sido y me moriré siendo costalera, y nunca me ha gustado el recreo por llamarlo de algún modo del momento de regreso, donde todo está permitido para gozo del costalero y sufrimiento de los que ocupan otras secciones y en este caso en concreto, no me refiero al hermano de luz que no ha tenido oportunidad de ir al servicio durante diez horas, ni comerse un bocadillo en el bar de la esquina, sino a aquellos llenos de sabia nueva, futuros cofrades de nuestras hermandades.

No podemos olvidar que los niños tienen intereses menos trascendentales a pesar de ser en ocasiones mas responsables que algunos mayores, además de cabezotas (que se lo digan a mis padres cuando me empeñaba en subir a San Juan de los Reyes, tiritando de frío y con los labios morados, para ver a mi Señor de la amargura, "guardarse en casa", no era suficiente que mis padres me dijeran que había llegado bien...), ya ven cosas de niñas...

Este año Caridad, tengo un asunto pendiente... rezar rezar y rezar, a la par que memorizar la espalda del Señor de la Lanzada, ese que me dió la oportunidad de llegar a esta Hermandad y realizar estación de penitencia siempre...como él mande, porque a él me debo, porque en él creo.

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