Incrementos Patrimoniales del Aniversario. El Cartel de Convocatorias

Se compone de dos cuerpos, el primero de ellos rematado con una cúpula de naranja moldurada que se corona por una granada volada sobre sus propias hojas. Lucen de manera simétrica, para aportar una sensación de verticalidad, cuatro pináculos flamígeros de líneas manieristas, inspirados en los de la fachada de la Real Chancillería de Granada.

Esta cúpula descansa en entablamento que se sostiene por una mansarda a la manera de los balaustres arquitectónicos del barroco francés, propios del artista Jules Hardouin-Mansart (1646–1708) ocultados en sus extremos por tarjas en las que se inscribe una frase evangélica de San Pablo, alusivo a Dios y a la Advocación de la Titular mariana de la Hermandad: “Deus est Charitas” o Dios es Caridad. Nos recuerda que estamos celebrando el Año Jubilar Especial, (del 28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009) con ocasión del bimilenario del nacimiento del Apóstol de los Gentiles.

Este cuerpo simula un remate arquitectónico eclesial, que se decora por medio de vidrieras laminadas y en cuyo centro, se ha sustituido el ojo de buey por formas análogas que se definen mediante una profunda molduración. En el interior e este frontispicio, campa el escudo extraordinario del XXV Aniversario. A los extremos, sobre metopas lisas que funcionan como pedestales, (para que en ellas se hagan las inscripciones alusivas a la Convocatoria que desee anunciar la Hermandad) dos nazarenos revestidos con la túnica y capa de la Hermandad de la Lanzada, ambos con palermos.

El segundo de los cuerpos, y el inmediatamente inferior al descrito, arranca sobre una escalinata troncocónica desde la que se erigen cuatro columnas de fuste estriado y capitel jónico, intercaladas en parejas por las pilastras sobre basa decorada. Sostienen un entablamento partido que se adorna de ocho tarjetas ensombrecidas y culminan en un arco de cañón moldurado hasta su intradós.

Todo ello toma como referencia los proyectos arquitectónicos barrocos efímeros de la España del siglo XVII, eregidos a manera de túmulos funerarios por las Catedrales Hispanas, y muy especialmente, aquellos que tuvieron como escenario la Catedral de Granada.

El diseño y ejecución, es obra de Nélida Prieto Fernández.